3 Julio 2022
Voy a comenzar el editorial de hoy lanzando una pregunta: ¿Tiene algún sentido en 2022, a estas alturas de siglo, seguir hablando de derechas e izquierdas? La última cumbre de la OTAN en España se ha encargado un poco de disipar dudas, ya que hemos visto a destacados líderes europeos, a derecha e izquierda, compartiendo gustosos los objetivos de la organización militar atlántica que no son otros que los de defender los intereses norteamericanos con un Biden a la cabeza, ultraglobalista de armas tomar.
Una de las cosas más curiosas que nos deja esta cumbre es comprobar el grado de hipocresía mostrado por los ministros y partidos más a la izquierda del PSOE, quienes a pesar del incremento de presupuesto militar y de tropa norteamericana en nuestro territorio, no han presentado dimisión alguna, oponiéndose sí, pero con la boca pequeña. Dicho de otra forma, que tras comprobar lo bien que se vive en el gobierno viviendo a cuerpo de rey, repartiendo y en consecuencia auto recibiendo, millones en subvenciones, ya están dispuestos hasta a aceptar que la OTAN llegue casi, casi, hasta la mismísima momia de Lenin.
Lo cierto es que el concepto de izquierda y el de derecha han terminado por desdibujarse. En su libro "El hispanismo como Cuarta Teoría Política (C.T.P.)" José Alsina sugiere que el paso del Hispanismo como CTP al plano político implicaría entre otras tareas, la superación de los conceptos de izquierda y derecha como una división arcaica.
Respecto a la superación de los conceptos de derecha e izquierda ni es el primero que lo manifiesta ni será desde luego el último. Es algo que también hemos debatido en la asociación a nivel interno. Somos, en ese sentido, conscientes que la inmensa mayoría de veces lo que hacemos va quizá enfocado a un determinado público, convencido como nosotros, cuando los mensajes que se deben lanzar deben ir orientados a convertir en receptores a la inmensa mayoría de la sociedad española.
En un plano estrictamente político, hace unos cuantos años, izquierda y derecha tenían programas electorales más o menos diferentes. Baste recordar aquella famosa frase con la que el dirigente comunista Julio Anguita solventaba todas aquellas preguntas tendentes a que el líder se pronunciase sobre posibles pactos: "programa, programa, programa" que no era sino la manera de decir: " pactemos sobre propuestas concretas que luego las palabras se las lleva el viento". Máxime las palabras de un político en campaña electoral, me atrevería a añadir.
No hay más que echar un vistazo a determinados conceptos sociales donde la coincidencia es brutal: cuanto más grandes son las empresas y más radicales los colectivos sociales, mayor convergencia encuentran en aspectos muy vinculados con todo lo que deriva de la aplicación de la llamada Agenda 2030.
Pero si concretamos más, observaremos que el gobierno y todo lo que legisla se encuentra en una dirección diametralmente opuesta a las verdaderas necesidades del pueblo español, que observa perplejo como cada vez se agranda más la distancia entre gobierno y ciudadanía. Cuanto más profunda es la crisis y gravedad de los acontecimientos, mayor es el nivel de estupidez de las decisiones tomadas.
¿Que el precio de los carburantes continua al alza y no hay manera de ponerle freno? Pues sale la ministra de Defensa para anunciar que a partir de ahora el Ejército del aire será ejército del aire y del espacio, que es algo que no dejaba conciliar el sueño de millones de españoles.
¿Que la inflación en junio es del 10,2% situándose en su nivel más alto desde abril de 1985? Pues se aprueba la ley trans que permitirá a un chaval de 16 años cambiar de sexo sin informe médico que avale dicha decisión ni autorización paterna de ningún tipo.
La distancia entre lo que los españoles necesitamos y lo que propone el gobierno es, como vemos, brutal. Vuelvo de nuevo al libro de Alsina, quien también marca como objetivo para un verdadero patriotismo: "buscar su base en capas populares maltratadas por la globalización, excluidas de la "modernización " que nos vean como una fuerza que representa sus reivindicaciones"
El empuje que nos espera de los poderosos lobbies globalistas va a ser implacable y demoledor. La Agenda 2030 a través del actual feminismo, de la ideología de género, de la ideología del cambio climático o el proinmigracionismo, entre otros, está dispuesto a hacernos la vida imposible. Habrá que comenzar por encontrar a todos aquellos que en su facultad, su centro de trabajo o su barrio comienzan a estar hartos de este totalitarismo y dispuestos a pelear duro para defender nuestra civilización, más allá de unas izquierdas y derechas que los medios usan con el único fin de mantenernos divididos.
José Luis Morales