18 de febrero de 2024
¡Marlaska dimisión!
Hoy comenzaré este editorial, sin más preámbulo, exigiendo la rotunda dimisión del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska. La gota que ha colmado el vaso ha sido el asesinato de dos guardias civiles en Barbate, arrollados por una narcolancha cuando se disponían a interceptarlos con unos medios irrisorios.
El problema en cuestión, algo que viene arrastrándose desde hace mucho tiempo, es una total y absoluta falta de medios en comparación con los que dispone cualquier mafia y la criminalidad organizada. Enviar a la Guardia Civil en embarcaciones de 5 metros de eslora frente a los 13 metros que disponen las narcolanchas es enviarles directamente a una catástrofe mortal como así ha ocurrido en Barbate. No se trata, por lo tanto, de algo que no se pudo prever, sino que obedece a la consecuencia lógica del ninguneo y caso omiso que desde Interior se lleva haciendo con las advertencias de diferentes organizaciones vinculadas a la policía y a la guardia civil.
Tampoco podemos perder de vista, en todo lo relacionado con el trafico de drogas y de personas en el Estrecho, el papel que desempeña un país como Marruecos. Marlaska, según publicaba esta semana Ok Diario, desmontó Ocon Sur (Órgano de Coordinación Contra el Narcotráfico) solo dos meses después de reunirse con el ministro del interior marroquí. ¿Casualidades? Con el PSOE ni existen ni se les espera. Pero es de extrema gravedad conocer que no solo son los enemigos internos de España los que tienen al Presidente cogido por la entrepierna y sometido a continuo chantaje, sino también un monarca como Mohamed VI, que nunca ha renunciado a ocupar Ceuta y Melilla, territorios españoles que considera suyos.
Pero no solo se trata de lo que acontece en el Estrecho. El sectarismo, dejadez e incompetencia de Fernando Grande Marlaska afecta de manera negativa absolutamente a todo lo que a él compete. El problema con Marlaska es que su incompetencia ya ha costado vidas, pero es que todo aquel que opera dentro de su jurisdicción, vive sobre un auténtico polvorín.
Y es que Marlaska no puede mantenerse ni un segundo más como responsable, entre otras cosas, de la falta de medios y contundencia para combatir la entrada irregular y muchas veces violenta de inmigrantes en las vallas de Ceuta y Melilla.
No es tampoco casual la aparición del movimiento "Una policía para el siglo XXI" que lleva ya unos años denunciado que el modelo policial actual, diseñado en los años 80, está obsoleto y carece de la operatividad requerida para afrontar los retos de una criminalidad cada vez mayor, más violenta, más internacional, más peligrosa y dotada con mejores medios.
En ese mismo sentido, tampoco obedece a casualidad alguna la aparición del movimiento "Tu abandono nos puede matar" que recoge las más que justificadas quejas de un sector, como es el de los trabadores en centros penitenciarios, que son los grandes olvidados de la sociedad.
La labor de Marlaska en lo que respecta al ámbito de prisiones es casi apocalíptica. Fruto de su sectarismo, podemos recordar la manera en que escondió a las asociaciones de víctimas del terrorismo el acercamiento de terroristas con delitos de sangre a las cárceles vascas o la extrema e injusta fiscalización que se hace de la labor de funcionariado acosado innumerables veces por denuncias falsas a las que desde Interior se les da veracidad.
Se quejan los funcionarios de prisiones y con toda la razón: cero promesas cumplidas, falta de medios y equipamientos, siguen sin ser considerados como autoridad, sufren cada vez más agresiones. En definitiva, un absoluto descontrol que afecta a cientos de funcionarios que se las tienen que ver con lo peor de la sociedad.
Se preguntarán vds, ante los hechos relatados si cabe mayor indignidad. Pues en efecto, la hay. En el colmo de lo grotesco, el PSOE de Sánchez y Marlaska, como el resto de sus socios de extrema izquierda y separatistas, votaban en contra en el Parlamento Europeo de la declaración de condición de profesión de riesgo a la labor desempeñada por Policía y Guardia Civil.
Luego, por supuesto, determinados politiquillos de estos partidos necesitan que la policía o guardia civil vigile sus casoplones para evitar "escraches" que ellos mismos trajeron ¿Se puede ser más cínico, hipócrita y vil? Mucho nos tememos que sí.
José Luis Morales