31 de marzo de 2024

Alarmismo climático

Si bien lo que llevamos de siglo XXI puede ser denominado como el siglo de la globalización, no andaríamos en modo alguno desacertados si lo denominamos también como el siglo de la manipulación y la desinformación.

No es la primera vez que desde estas líneas advertimos sobre la importancia de cuidar el lenguaje. En este mundo actual donde se rinde un culto absolutamente desbordante hacia la imagen, ambos aspectos, lenguaje e imagen, deben ser muy tenidos en cuenta si se quiere llevar a buen puerto un auténtico cambio cultural, político y social.

Santiago Bilikis define como "hackeo de nuestra atención" a ese objetivo que tiene como fin, el conseguir que cada uno de nosotros, cada miembro de lo que debiera ser una sociedad de personas que se relacionan e interactúan, esté más pendiente de lo que ocurre dentro de la pantalla de su móvil que de lo que ocurre a su alrededor. No es algo que responda a ninguna casualidad, sino que es el resultado de determinados experimentos diseñados para poder manipular no solo lo que hacemos, sino también lo que pensamos.

Respecto al lenguaje, ha sido usado siempre por la izquierda de manera magistral. Ejemplos de como usan e imponen un determinado lenguaje para el control social y cultural de las masas los tenemos a toneladas: hablar de interrupción voluntaria del embarazo para evitar decir asesinato de un ser humano, usar el término de diálogo para sustituir lo que suele ser el sometimiento al chantaje de separatistas o terroristas, expresar el deseo de visibilizar a determinados colectivos cuando en realidad lo que imponen es la invisibilización de la mayoría, referirse a la memoria democrática cuando solo se trata de hacer apología de una ideología totalitaria y así, un largo etcétera.

Cuando la manipulación del lenguaje no les funciona o les cuesta llevarte a su terreno, optan por algo que se les da muy bien: la difamación del contrario o la más pura censura. Y si hay en la actualidad un aspecto, donde más claro se deja sentir esta censura es con el consabido tema del cambio climático.

El año pasado nuestra organización, TAS RAÍCES, organizó una conferencia y la posterior presentación de un libro "Premoniciones" de Alfonso Tarancón y Javier del Valle, en el que abordaba este tema tan delicado con seriedad y rigor. Como somos una asociación que no dependemos de nadie, salvo de lo que nos dicta nuestra conciencia, nada nos impide que en cualquier aspecto, cuidemos o tratemos de buscar la verdad por encima de todo.

Lo que antes se denominaba calentamiento global, pasó a ser cambio climático y posteriormente alarmismo climático. En la conferencia previa a la presentación del libro, Javier del Valle, doctor en climatología y profesor del Centro Universitario de la Defensa y de la Uned, citaba como origen de este alarmismo climático la famosa "Bomba demográfica" iniciada por el Club de Roma allá por los años 60 donde se nos advertía de que no íbamos a caber todos en el mundo al ritmo que llevaba la demografía mundial.

Luego vendrían las previsiones apocalípticas sobre el petróleo, las nucleares, la capa de ozono, el efecto 2000 o el fin del mundo según el calendario maya. Previsiones que ni se han cumplido ni sobre las que se ha exigido responsabilidades.

Somos los primeros que como el doctor Del Valle, defendemos actuar en la naturaleza pero con total responsabilidad y coherencia, ya que algunos de los verdaderos problemas que sí que afectan al planeta son olvidados en un rincón tapados con este alarmismo injustificado que cada vez se nos está imponiendo de malas maneras, que es la forma de imponer una mera ideología cuando no se tiene la razón de su parte.

A todo este tinglado montado en torno al alarmismo climático, lo define Javier Barraycoa como una "apostasía disfrazada de falsa espiritualidad". No olvidemos además que uno de los principales fines de este globalismo que impone el relato único sobre el cambio climático es el de reducir drásticamente la población mundial.

Es hora de actuar, desde luego, pero no desde la perspectiva viciada que mantiene el discurso oficial. Es hora de abrir los ojos de la gente y contarles sin tapujos ni medias tintas, lo que está pasando.

Es, en conclusión, hora de hacer entender a los españoles que detrás de esta cantinela impuesta que a la vez es censora, solo están negocios de determinados sectores, intereses geopolíticos, experimentos de ingeniería social y el reforzamiento de la ONU en pos de un gobierno mundial para el que la libertad del individuo, el pensamiento crítico y la soberanía de las naciones son los enemigos que busca destruir de manera inmisericorde. De todos nosotros y de lo que hagamos, dependerá nuestro futuro.


José Luis Morales