8 de diciembre de 2024

El origen de los problemas

El pasado día 6 de diciembre se celebraba el día de la Constitución, ley principal sobre la que se asienta el régimen del 78 y aprobada en referéndum el 6 de diciembre de aquel mismo año.

No son pocas las veces en las que desde nuestra asociación hemos manifestado que ni España es una Constitución ni Europa la UE, con el fin de no dejar margen de duda en lo que respecta a nuestra posición tanto sobre la Constitución como sobre la misma Unión Europea. No creemos en absoluto en lo que se viene a denominar desde algunos medios, como "patriotismo constitucional" que no es otra cosa sino una patraña o mentira que no tiene ni pies ni cabeza, pero destinada a hacer creer a una parte de la población española, la más moderada, que las cosas son lo que aparentan.

El tiempo ha venido siempre a darnos la razón, precisamente por tratarse de una ley chapuza, hecha deprisa, corriendo y en un determinado contexto que no era precisamente el más idóneo para hacer las cosas de cualquier manera.

Nuestra Carta Magna no es ni ha sido nunca solución alguna, sino el origen de muchos problemas. No tenemos más que recordar el porcentaje de españoles que abogaban en el 78 por la secesión de determinados territorios de España, con la que existe en la actualidad, todo por culpa de una ley o Constitución que no ha supuesto sino una magnífica hoja de ruta para que las reivindicaciones separatistas fueran siendo concedidas desde el momento preciso en el que algunos de los padres de la misma tuvieron la ocurrencia de incluir el término de nacionalidad, pero dejando sin blindar algunos aspectos esenciales.

Lo curioso y paradójico del caso es que son precisamente los gobiernos catalán y vasco, en manos de partidos separatistas, quienes exteriorizan una mayor y pública animadversión hacia un texto legal y un régimen que son los responsables principales de que ellos hayan sido amamantados con mayores prebendas y recursos que el resto.

Nos llevaría un texto de varios folios desgranar uno a uno los artículos de la Constitución que necesitarían de una reforma en profundidad. Son tantos que desde luego, necesitaríamos de una Constitución nueva. Dadas las circunstancias, nos centraremos en unos de los artículos más importantes y nocivos para los españoles, como es el inmenso poder que se otorga a unos partidos políticos que lejos de ejercer de nuestros representantes, se han caracterizado a lo largo de estos casi 50 años como representantes de ellos mismos y defensores a ultranza de toda una serie de intereses supranacionales que nos convierten en víctimas de todas aquellas políticas que se deciden lejos del ámbito nacional.

Dice el artículo 6 de la Constitución que "los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley". Piensen ahora en determinadas siglas, como PNV, Podemos, Compromis, BNG, Bildu, Sortu, CUP, ERC y unas cuantas más y comprobarán en menos de un segundo que el respeto que tienen por la Constitución es absolutamente nulo, lo cual no les impide beneficiarse de millones de euros de dinero público anuales, a pesar de sus continuos desprecios.

Respecto a los grandes partidos, PSOE y PP, poco que añadir que no sepamos. Ambos son exactamente la misma cosa, fieles lacayos al servicio de determinadas élites económicas que teatralizan una supuesta diferencia de cara al electorado. El PP del "Calamardo gallego", diciendo una cosa en los mítines y votando lo contrario en su momento, con el fin de asegurar que todas las políticas de ingeniería social de la izquierda tienen su continuidad con el PSOE azul, como hizo recientemente en el Senado vetando la "Ley Antiokupas". Los mismos perros, pero con los mismos collares o insignias de una determinada agenda.

¡Qué decir del PSOE! No tenemos más que ver, a groso modo, algunas de las imágenes que nos deja el pasado 41° Congreso Federal celebrado en Sevilla, justo coincidiendo con el primer mes desde la tragedia en tierras valencianas. Mientras en una parte de nuestro territorio cundía la desesperación ante la falta de unas ayudas públicas que llegan a cuentagotas, era patético ver las escenas con vítores y bailes a ritmo de tecno de un acto cuyo único objetivo era el dar el máximo apoyo a un presidente que se ve enfangado por una corrupción cada vez más cercana y galopante.

Era tal la presencia de políticos metidos en asuntos turbios, como los aclamados Chaves y Griñán que, para acceder a dicho congreso, más que con acreditaciones, hubiese bastado con un simple "ábrete sésamo". Causaba vergüenza ajena ver como la mujer del presidente era aclamada por hordas de forofos. Solo faltó que Begoña Gómez hubiera sacado una gorra para que cada "agüelica" del partido, de esas que no han leído en su vida ni la papeleta que votan, le hubiesen podido dar unos euricos, algo suelto para evitar que la pobre señora pueda llegar a morir de inanición, sobre todo desde que nos hemos enterado, que entre sus numerosas cuentas, solo reúne la cuarentena de euros.Tampoco todo son malas noticias, pues conociendo cómo es el personal, el trajín de puterío que habrá habido esos días, habrá contribuido con creces al incremento de nuestra economía.

Dejo para el final, la esperpéntica despedida del Congreso: todos cantando la "Internacional" puño en alto, como en los tiempos de Indalecio Prieto y Largo Caballero. Con un par. Es lo que tiene un partido que lo mismo está con la República que con el Juancarlismo; un partido que llega al poder con aquello de "la OTAN, de entrada no", pero colocando en su momento a Solana al frente; el mismo partido que un día lleva a hombros el féretro de un compañero asesinado por el separatismo vasco y otro se sientan con los asesinos para recabar apoyos, mientras intentan imponerte lecciones sobre memoria, historia o democracia.

Ese es, y no otro, el PSOE. El mismo partido que el presidente andaluz, Juanma Moreno Bonilla, del Partido Popular, define como "necesario e histórico para la democracia española". Tal cual.

¿Y estos son los que van a cambiar las cosas? ¿Creen acaso que la Constitución nos protegerá cuando hasta ahora ha sido papel mojado? ¡Pues hombre! Para milagros...el de Empel.


José Luis Morales