Editorial 15 de enero de 2023
Los que mandan... y cómo
Comenzaremos este editorial mencionando una de las principales y más absurdas paradojas que se dan hoy en día: nunca una sociedad ha tenido en la historia un mayor despliegue de medios de comunicación al alcance de todos y jamás hemos estado más desinformados o manipulados que precisamente ahora. La proliferación de medios es absoluta, y la vertiginosa rapidez de la todopoderosa maquinaria tecnológica facilita nuevos dispositivos que convierten en obsoletos los anteriores, en plazos asombrosamente cortos.
Hoy la sociedad occidental está consolidada como una megaestructura global que agrupa cuatro tipos de personas: 1° los que mandan que son una ínfima minoría instalada en la cúspide, pero sin estar sometida a ningún control; 2° los que ejecutan los mandatos para cumplir los objetivos que diseñan los de arriba; 3° la inmensa mayoría de la población concebidos por los mandamases como una masa amorfa programados para consumir y obedecer y 4° los disidentes que sobreviven como pueden ante semejante tsunami de medios.
Para conseguir llevarnos al redil, las élites manejan no pocas estrategias de manipulación que usan a su antojo con el fin de utilizarnos de una manera obscena. Enumeraré unas cuantas pues siempre es bueno recordar y ser conscientes de lo que nos acontece. La primera que mencionaré la constituye el control de la historia.
Ya lo aseveró en su momento Orwell: "quien controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado, controlará el futuro". En relación a la historia, dos son las vías principales con las que se controla el presente y el acceso a la información: la primera es contar solo una parte interesada de la historia y esconder la que no les gusta. Así por ejemplo se consigue que miles de niños y adolescentes desconozcan los pasajes, personajes y acontecimientos más formidables de la historia de España, cercenando por completo un sentimiento de orgullo patrio, que no pueden tener por desconocimiento. Otro ejemplo lo supone ocultar la macabra historia de ETA para que miles y miles de nuevos votantes se incorporen por edad a sucesivos procesos electorales sin tener la más remota idea, por ejemplo, de qué es y qué representa exactamente un Bildu sobre el que se apoya el gobierno Sánchez.
La segunda vía, todavía más demoledora, busca legislar de una manera torticera para que cualquier mera y libre opinión sobre determinados acontecimientos históricos sea puesta al margen de la ley, como estamos viendo ahora con la aplicación de la Ley de Memoria Democrática. Dicha ley, que puede definirse de cualquier forma menos democrática, impone por la vía legal una versión oficial única a la vez que criminaliza y persigue cualquier visión diferente de un hecho histórico, incluso si dicha visión alternativa la defiende con pruebas rotundas un historiador.
El caso del psicólogo canadiense Jordan Peterson va incluso más allá. Peterson, azote de progres y movimientos woke, ha sido condenado a ser "reeducado" so pena de perder su licencia para ejercer la psiquiatría, solo por llevar la contraria al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, uno de los principales exponentes políticos de la imposición de la Agenda globalista 2030 a nivel mundial.
Otra manera de manipular al populacho, más burda si cabe, es la mentira directa repetida hasta la extenuación, inventando noticias pero siempre avaladas por trabajos de supuestos expertos, como ocurre con la criminalización del consumo de carne que cada vez invade más nuestros hogares en beneficio, dicen ellos, del consabido planeta.
Muy de moda también encontramos la famosa Ventana de Overton, mencionada en algún editorial anterior. Básicamente se trata de legalizar cualquier cosa, no yendo de frente, si no siguiendo una serie de pasos. Los gobiernos paleoprogres suelen hacerlo, lanzando primero globos sonda a ver cómo reacciona la gente para irte luego metiendo burradas con calzador hasta conseguir sus propósitos. Ahí tenemos el ejemplo de alguna película reciente donde se plantea abiertamente la pederastia para que vaya empapando una plasticidad cerebral que irán moldeando paso a paso hasta que sea capaz de integrar los nuevos dogmas.
Un recurso que la izquierda maneja a la perfección es el uso del lenguaje. Esto les proporciona la herramienta ventajista necesaria que les permita llevar cualquier tipo de debate siempre a su terreno. Quizá uno de los ejemplos más notorios es el famoso eufemismo "interrupción del embarazo" con el que se refieren al aborto, verdadero crimen legal que lejos de interrumpirse, lo que implicaría la reanudación de lo anterior, se hace irreversible para el feto humano, que es la primera víctima de semejante canallada.
No podemos tampoco olvidar otra de las formas de manipulación repetidas "ad nauseam" a todas horas y en cualquier contexto que se precie, como es el aniquilamiento continuo del adversario. Decía Sócrates que cuando el debate se pierde, el insulto se convierte en el arma del perdedor. Resulta evidente: convence a todo el mundo de que tu rival es un "fascista" y convertirás en una tarea titánica hasta el hecho de defender su propia vida, libertad o seguridad.
Y si nada de eso funcionase, pues es la mar de sencillo: cortinas de humo sobre lo que sea para tapar miserias y que se hable de otra cosa manipulando de nuevo. ¿Siguen aumentando precios de productos y servicios básicos? ¿Siguen poniéndose en la calle a violadores gracias a una ley de la Montero? ¿Encuentran documentos clasificados en la casa particular de Biden? Pues ahí tenéis el brutal despliegue de medios informando al detalle de la relación entre Piqué y Shakira de la manera más cutre posible y sin ningún tipo de rubor.
Al menos Góngora y Quevedo se insultaban en público haciendo gala de su habitual sagacidad y de un brillantísimo uso de nuestra lengua. Pero bueno, visto lo visto, cualquier tiempo pasado fue mejor.
José Luis Morales