3 de septiembre de 2023
Estrategia woke
Decía W. Lippman y siempre deberíamos tenerlo presente, que "la opinión pública se consolida mediante la cristalización de concepciones estereotipadas dotadas de una considerable carga emocional". Vamos a ver en qué manera.
Todos hemos comprobado estos días el papel que juega lo emocional en esta decrépita y decadente sociedad occidental de la que formamos parte. De un gesto estúpido e innecesario que en un principio parecía haber quedado como una simple anécdota, alguien consigue ver más allá que el resto y pone en marcha un monumental despliegue de medios, con el que consigue convertir dicha chorrada en el principal tema de conversación y noticia durante semanas enteras en medio mundo, manipulando de una manera vergonzosa, pero impecable, y consiguiendo como bonificación extra, tapar completamente asuntos que nos afectan de verdad a todos.
Ni que decir tiene lo que hubiera sucedido, si el ya famoso "rubialazo" que le endosó el jeta de Rubiales a la tal Jennifer, llega a ocurrir en víspera electoral: Sánchez y Sumar, simplemente machacando las 24 horas con ese discurso bobalicón que les caracteriza, hubiesen obtenido una mayoría absoluta inapelable, dándole completamente la vuelta a cualquier encuesta desfavorable, merced al magistral dominio que tienen de la propaganda y de la manipulación en masa.
Tampoco debemos perder de vista otro detalle: ahora se entiende mejor el porqué de esa inmisericorde manía de querer meternos a todos el fútbol femenino con calzador en los últimos años: para el gobierno, los partidos y las organizaciones que lo sustentan, el fútbol femenino es otra arma política de destrucción masiva esencial. De hecho, se habla ya abiertamente de una mujer como sustituta del seleccionador femenino, caído también en desgracia. Pero no será una mujer cualquiera, sino de la cuerda progre-feminista. En definitiva, un cargo no deportivo, sino de claro perfil político.
Queda patente que a dichos políticos, lo que son las competiciones deportivas y la libertad real de las mujeres se las trae al pairo: ellos deciden que es agresión y cuando debe ofenderte como mujer, te guste o no. Dicho de otro modo: que una mujer debe ver las cosas con el cristal por el que las ve ese "feminismo woke" que se está convirtiendo a marchas forzadas en el principal enemigo y amenaza del homo sapiens, tanto en la versión masculina como de la femenina, únicas que existen, por cierto.
No obstante, seguimos comportándonos como unos auténticos pardillos, atraídos por estos cantos de sirena y dejándonos siempre llevar a su terreno, un cenagal en el que paleo-progres, globalistas, la izquierda woke y demás morralla se mueve con más facilidad que Cassius Clay en el ring. Consecuencia de ello llevamos hablando del tema no días, sino semanas, como si no tuviésemos nada mejor que hacer.
La cuestión es que hagas lo que hagas y digas lo que digas, la patulea woke siempre acabará por darle la vuelta a la tortilla y sacando las cosas de quicio. Hay una viñeta por las redes que lo explica muy bien: en una película de acción, un actor dispara a otro personaje. Para un "progre" siempre será una escena racista: si el que dispara es un negro es racismo porque lo pintas como villano; si es el negro el que recibe el disparo se trata lógicamente de una clara agresión racista; si son negros ambos, agresor y víctima, es racismo porque crea una imagen negativa de ellos y finalmente, si son blancos ambos, el racismo es palpable, porque a los negros los invisibiliza. Sobran más comentarios.
La manera de proceder es siempre la misma: de cualquier cosa, detalle, gesto o sandez se crea un problema que termina por generar dos bandos forzando al personal desde el primer momento a tener que elegir entre estar en el bando de los buenos (siempre ellos) o en el bando de los malos (los disidentes)
La realidad es otra bien distinta: no hay una lucha entre hombre y mujer, como no la hay entre nuestros territorios, ni entre derechas e izquierdas ni existe la llamada lucha de clases. Hay un grupo reducido de personas que quieren esclavizarnos y borrar cualquier atisbo de libertad, soberanía, etc y se sirven como lacayos de una clase política infame y unos medios de comunicación a su servicio.
En resumidas cuentas, tendremos que ponernos las pilas y dejar de batirnos en duelo en todo aquello que el sistema nos pone delante para desviar nuestra atención. Nadie dijo que esto fuese fácil, por lo que la voluntad, el sacrificio y la perseverancia deben impregnar todas nuestras acciones.
"Gritad con cien mil lenguas porque, por haber callado, el mundo está podrido" decía Santa Catalina de Siena. Es evidente la desigualdad en esta lucha, en la que el simple boca a boca, la inserción social y cultural y la presencia en la calle deben ser obligatorias. Al menos tenemos el consuelo de saber que la razón y la verdad están de nuestra parte.
José Luis Morales