24 de noviembre de 2024
Huyen los censores
Es, sin ningún género de duda, una de las mejores noticias de los últimos meses: la decisión de determinados medios y voceros "marxistoides" de abandonar X, esa red social que antes conocíamos como Twitter y que desde 2022 se encuentra en manos de Elon Musk.
En cierto modo, el no tener que soportar en una red a determinados personajes, equivale casi en la práctica, a la abolición de la tortura. No sé si podremos volver a conciliar el sueño, sabiendo que La Vanguardia o Anton Losada, entre otros, dejan dicha red. Hasta la misma Ángels Barceló, que no ha dicho una verdad en su vida, animaba a sus abducidos oyentes a darse de baja de X de inmediato, no fuera a ser que pudiesen escuchar o leer algo que les sonase diferente al aburrido y monocorde discurso con el que los ameniza cada inmisericorde mañana.
Lo curioso y, al mismo tiempo, paradójico del caso, es que no se van con la monserga a otra parte porque algún inquisidor a sueldo de Elon les prohíba publicar la sarta de sandeces que vierten en otros medios. El motivo es justo el contrario: se van porque no soportan que quienes piensan de manera diferente tengan libertad para expresarse y publicar libremente lo que se les antoje y eso se les hace insoportable. No cuesta mucho imaginar a la propia Ángels chillando como gorrina en matadero, mientras su cabeza gira completamente como la niña del exorcista, cada vez que oye algo crítico con el gobierno. En fin, no seremos nosotros quienes os echemos de menos.
Tampoco es que nos llevemos mucha sorpresa, todo hay que decirlo. El mundo globalista y su mamporrero oficial, que no es otro que la izquierda "paleoprogre", nunca han aceptado ninguna opinión que vaya contra sus postulados. Queda por saber si esa nueva red que ahora les da cobijo, Bluesky, dispondrá del consiguiente mecanismo que permita, no que no entren los catalogados como "fachas", sino no salir a quienes queden dentro, emulando aquel muro de Berlín que por primera vez en la historia no impedía la entrada al forastero sino la salida al que moraba dentro, o sea, a todo aquel pobre alemán que quedó atrapado en el "Paraíso" comunista.
Lo más risible de todo es que encima, esa izquierda totalitaria, embustera, censora y tantísimas veces, criminal, goza de tan buena prensa en los regímenes liberal-capitalistas, que encima se permiten el lujo de señalar a los demás, como están haciendo de manera repugnante, con el periodista Iker Jiménez.
También es cierto que, cuando alguien busca legislar con el fin de extirpar del ámbito legal lo que, en definitiva, no es más que una mera opinión, lo hace única y exclusivamente porque tiene miedo a la verdad. Ejemplos hay unos cuantos y además cercanos: como no me gusta la versión que tú cuentas de la Guerra Civil, no solo impongo la mía, la de los "buenos", en todos los ámbitos posibles, incluido el educativo, sino que además prohíbo que tú defiendas la tuya. De hecho, su nivel de sectarismo es tal que, a según que personajes, a los que no les llegarán ni a la suela de los zapatos, ya ni siquiera les permiten que estén enterrados en otro sitio que el que ellos dispongan.
Pero vayamos con un ejemplo concreto de lo que se nos viene encima. El otro día, en un programa de televisión, un conocido tertuliano, Gonzalo Miró, manifestaba a cuenta del llamado cambio climático, que ya que era imposible convencer a todo el mundo de que el cambio climático era una evidencia, habría que valorar la posibilidad de sancionar a quienes negasen su existencia, para que no les saliera gratis. Se agradece su sinceridad, porque lo que dice en realidad está muy claro: como no soy capaz de convencerte con mis argumentos, yo que estoy en una posición dominante, te prohíbo que muestres los tuyos. En definitiva, abogando por implantar la implacable censura.
¿Y quién es ese tal Gonzalo Miró que se cree en posesión de la verdad en un tema tan vinculado a lo científico? ¿Es acaso un experto en climatología con un brillante currículum a sus espaldas? ¡En absoluto! Gonzalo no es más que un completo calamidad, que exige multar a quien discrepe en un tema del que no tiene ni puñetera idea y que por desconocer, desconoce hasta quien fue su padre. Un mindundi que comenzó las carreras de Humanidades y Periodismo pero incapaz de completar ninguna y cuya presencia en los medios se debe exclusivamente a un único "mérito": ser el hijo de Pilar Miró.
La mayoría de nuestros seguidores la recordarán: cineasta "progre" de libro, de esa clase de "progres" como Gabilondo o Cebrián, que fueron capaces de meter cabeza en los medios, estando plenamente operativo el franquismo. A Pilar Miró, mamá de Gonzalito, le debemos aquella "Ley Miró" de 1983, que impuso las subvenciones anticipadas a un determinado tipo de cine en España (esto nos suena a todos). Nombrada por el gobierno de Felipe González directora de RTVE en 1986, pero haciendo gala de un profundo sectarismo en favor del gobierno (otra cosa que nos suena), dejó el cargo en 1989 acusada de un delito de malversación. Muchos, repito, la recordarán. Lo que quizá no recuerden es que fue la persona que se cargó de un plumazo aquel programa de Lolo Rico llamado "La bola de Cristal", tan ensalzado por muchos, debido a las críticas que hacían al entonces presidente Felipe González que, curiosamente, es el padrino de Gonzalito. Todo esto, por supuesto, pueden consultarlo públicamente. Eso sí, mientras nos dejen.
Así que en lo que respecta a ese prurito censor, parece que de casta le viene al galgo. Y como este personaje, la inmensa mayoría de tertulianos que babean con absolutamente todo lo que decide el actual inquilino de la Moncloa. Si Sánchez plantea una cosa, amén incondicional. Que luego Sánchez plantea lo contrario, amén incondicional de nuevo y sin inmutarse. Todo, con tal de impedir que gobierne lo que ellos denominan derecha. Bueno, por eso y por el consiguiente plato de lentejas regado con vino "sociata". Judas, al menos, quiso cobrar en calderilla.
¿Y por qué insiste ahora la checa paleoprogre en criminalizar la crítica al discurso oficial del cambio climático? Pues porque tras lo de Valencia, esto les viene como anillo al dedo ¿O acaso pensaban que cambiaría algo tras la catástrofe en la comunidad valenciana? Lo único que va a cambiar es el aumento de una mayor represión a cuenta del clima para que, en definitiva, en ese discurso final que quede grabado a fuego en la sociedad española, el verdadero culpable no sea ni la descoordinación de unos políticos desastrosos, ni un estado autonómico obsoleto, ni un gobierno autonómico ni otro central, sino vd y yo y ese modo de vida que tenemos los españolitos de a pie tan "nocivo" para el planeta.
José Luis Morales