7 de abril de 2024

Libertad de expresión

Si en aquellos lejanos años 30, una figura de la talla de José Antonio Primo de Rivera fundía en una misma doctrina el sentimiento patriótico con un sentido de justicia social sin el cual no podía entenderse el primero, estamos seguros que, hoy en dia, de vivir tan ilustre personaje, incluiría la defensa de la libertad, añadiéndola a aquel loable anhelo de patria, pan y justicia que tanto ansió hasta que lo asesinaron.

En este sistema donde impera una plutocracia disfrazada de "democracia", si uno deja al margen contiendas políticas, de esas pensadas para entretener al personal, cae en seguida en la cuenta de que la libertad con mayúsculas es lo que está en juego y corremos serio riesgo de perderla del todo. Como los censores no descansan ni en día laboral ni en festivo, vamos a traer dos ejemplos que han sido noticia estos días. En apariencia no parecen tener nada que ver, salvo que se trata de dos asuntos sobre los que, como todo, se ha impuesto una única versión o discurso, amordazando y castigando la simple discrepancia.

El primero de ellos afecta a la mal llamada memoria democrática. Estos días atrás andaba Sánchez de nuevo cometiendo la enésima canallada profanando tumbas a diestro y siniestro. Andan todavía escocidos en el gobierno central porque en determinadas comunidades como la aragonesa, Vox y PP han derogado la ley autonómica que amparaba, como la estatal, toda clase de profanaciones y atropellos.

No nos alberga duda alguna de que estas leyes mal llamadas de memoria democrática, son un auténtico y vil esperpento, comenzando ya por el adjetivo "democrático" que nada tiene que ver con aquel bando que luchaba por imponer un régimen dictatorial y criminal similar al estalinista. Aquí no se trata, como mantienen cínicamente los defensores de dicho engendro legal, de ayudar a determinadas familias a encontrar a familiares represaliados por el franquismo y darles una sepultura más digna.

De lo que se trata es de dar pábulo a las demandas de determinados familiares de republicanos, la mayoría de los cuales no los han conocido, salvo en foto, mientras que a los del bando nacional, y esto es lo más grave, se les saca de sus tumbas y se les niega el derecho a recibir homenajes, imponiendo a la sociedad una versión de los hechos falaz y más falsa que Judas, so pena de elevadísimas multas, porque otra de las cosas que gusta a este gobierno corrupto y maniqueo, además de profanar tumbas, es la de robarnos a manos llenas.

El segundo tema afecta a la escritora escocesa J.K.Rowling, famosa por sus libros sobre Harry Potter. Rowling ha sido puesta en el ojo del huracán por la llamada "ley de odio escocesa", en realidad, Ley de Delitos de Odio y Orden Público, a la que ha desafiado abierta y valientemente. Lo que defiende la célebre escritora es poder manifestar su opinión respecto a leyes como las "trans" empeñadas en obligarnos a ver una realidad que no existe en absoluto y que ha provocado casos en el Reino Unido como el de "Samantha" Norris, absuelta de enseñar su "pene" a los niños y posteriormente pillada en posesión de alrededor de 16.000 imágenes de niños abusados.

La sociedad occidental, lo diremos todas veces que haga falta, sigue asomándose a un abismo del que le será muy difícil salir. Cada vez se asemeja más a ese "planeta de los simios" que inmortalizase Schaffner, donde a la población se le imponía la prohibición del acceso a un lugar, la "zona prohibida", con el único fin de no poder descubrir las pruebas que deslegitimaban el discurso oficial, custodiado como oro en paño por el doctor Zaius de turno. Todos sabemos el final de dicha película, magníficamente escenificado por ese símbolo de la libertad, semienterrado en la arena frente a la desesperación del personaje interpretado por Heston.

Decia Ezra Pound que un esclavo era quien esperaba que otro viniese a liberarlo. Defender hoy en día nuestro derecho a la libertad de expresión es una obligación moral y patriótica porque no solo son nuestras libertades las que están en juego, sino lo poco que resta de una soberanía nacional, que quiere ser enterrada por quienes manejan como marionetas a la inmensa mayoría de políticos.

Y es que no solo nos quitan la libertad, sino que encima nos mienten por medio de esa vorágine de cabezas podridas de odio, articuladas en la megahidra woke. Cada vez que se habla de perseguir bulos informativos, tengan vds presente que lo que se persigue es cualquier opinión disidente contra lo políticamente correcto. A nada le tienen tanto miedo como a la verdad. Cada vez que se habla de visibilizar a un colectivo, de lo que se trata es de invisibilizar al resto. Cuando ellos hablan de dar a colectivos como los lgtb, feministas, trans o ecologistas visibilidad lo que hacen es imponer su visión de las cosas, pero garantizándote un garrotazo y el consiguiente sablazo si osas contravenir o señalar sus normas o leyes.

Comenzaremos en breve una campaña a pie de calle, de cara a movilizarnos contra esta censura y esta dictadura, impuesta por esta mezcolanza de orcos woke y tecnócratas de traje y corbata. Tal y como recordó Benedicto XVI "El bien vencerá en el mundo, aunque el mal haga más ruido". Necesitaremos mucha fe, voluntad y sacrificio.


José Luis Morales