5 de mayo de 2024

Degradación

El pasado lunes terminó de deshojarse la margarita, así que para regocijo de sus acérrimos y tortura de sus detractores, Pedro Sánchez anunció que se quedaba. A la hora de la verdad, nadie tiró de la manta: ni Marruecos, ni Israel, ni Pegasus, ni la UE ni la madre que los parió a todos, lo cual nos lleva a pensar que si, en definitiva, todo aquel que podría desalojar a Pedrito de la Moncloa, no lo hace, quizá la razón más sencilla es porque es el tipo más servil del mundo, capaz de atizarnos la peor de las políticas con tal de sobrevivir en la poltrona y en el Falcon, pero teniendo una casi nula respuesta en la calle, algo con lo que están encantados quienes manejan los verdaderos hilos y toman las decisiones clave.

Decía Alicia Rubio que en el neolenguaje actual, ese que tanto gusta de usar el mundo paleoprogre, lo que se expresa es lo contrario de la realidad, con la contrariedad que supone el que tanta gente crea a pies juntillas en las palabras pero sin contrastar los hechos. De este modo, cuando desde el gobierno se anuncia transparencia, lo que en realidad están diciendo en que nos vamos a acercar más a la Venezuela de Maduro.

Como esta gente no es en absoluto de fiar, se adivina por donde irán los tiros. Ya no se trata solo de la típica imposición acrítica de discursos únicos sobre vida, familia, sexualidad, orientaciones ideológicas, educación, lengua o sobre todo aquello que se nos venga a la memoria. Lo que tiene en mente el gobierno es apretar más las tuercas a jueces y periodistas con el objetivo de obtener la completa impunidad de todas sus fechorías y corruptelas. Nada nuevo para quien ha indagado algo en la historia del partido socialista.

El líder sindical de Comisiones Obreras, Unai Sordo, decía el pasado 1 de mayo que la renovación del poder judicial no debía corresponderse con lo que pueda decidir el estamento judicial, sino que debe responder a lo que disponga la "mayoría democrática" que es lo mismo que decir que los jueces no deben aplicar la ley sino los dictámenes de quienes gobiernan. Más claro, agua.

En ese sentido resulta muy esclarecedor el libro de Jorge García-Contell "Cartas boca arriba" donde desmitifica una Segunda Republica, a través de numerosos datos, dada su experiencia y sólida formación en derecho, denunciando la absoluta arbitrariedad con la que actuó la izquierda republicana, pasando por encima de libertades y jueces, con el único propósito de establecer un sistema que de democrático no tuvo nada en absoluto. Un régimen al que cada vez nos parecemos más.

Ayer tuvimos ocasión de contar como conferenciante con Javier Barraycoa en Zaragoza. En la introducción a dicha conferencia, hablaba de la necesidad de acertar con un diagnóstico para así poder acertar con la solución a muchos de los problemas que nos aquejan, problemas que se van acumulando, uno tras otro, formando una inmensa ciénaga sobre la que navega España pero en manos de un tipo cuyo ego roza lo imposible.

De esta manera, mientras nos siguen enfrentando y dividiendo con asuntos de lo más nimio y mientras el PSOE saca a la calle a toda esa corte de ignorantes y matones de esquina, para que el presidente se de un baño de multitudes que tampoco ha sido para tanto, nuestra clase media se va diluyendo por el retrete, consecuencia de las nefastas políticas emprendidas en los últimos años.

Los datos no son para tomarlos a broma: el 25% de los hogares españoles, uno de cada cuatro hogares para que lo entienda la "menistra" de educación, tiene verdaderos problemas y es incapaz de ahorrar, mientras la deuda monumental continúa creciendo: 19.549 millones de euros más a sumar en febrero, continuando con la tendencia alcista algo que no solo nos terminará por empobrecer más sino que atará de manos y pies a generaciones venideras, hipotecando a nuestros hijos.

Como de todos es sabido que los problemas nunca vienen solos, no terminaré el editorial sin hacer referencia al asesinato ocurrido la noche del viernes en la calle Boggiero de Zaragoza, dentro del popular barrio del Gancho. No es la primera ni será desgraciadamente la última en un barrio donde los problemas se multiplican mientras la clase política, salvo alguna excepción, mira hacia otro lado.

Cada vez son más barrios y más ciudades los que se van degradando y convirtiéndose en guettos cuasi tercermundistas con el siguiente peligro para unos vecinos a los que se acribilla a impuestos, mientras se permite que todo tipo de gentuza pulule por sus calles. El caso del Gancho en Zaragoza es significativo y muy cerca de encuentra también el barrio más poblado de Zaragoza, el barrio de Delicias, cada vez más abandonado y dejado a merced de todo tipo de desaprensivos, ocupas y delincuentes.

No está resultando pues, tan buena, esa multiculturalidad que tan alegremente nos vendieron cuando comenzó a sembrarse un problema del que ahora recogemos los frutos.


José Luis Morales