3 de noviembre de 2024
Todos con Valencia
Cuando todavía estamos asolados por todo lo que ha ocurrido, especialmente en la comunidad valenciana, desde nuestra asociación TAS RAÍCES queremos realizar una serie de puntualizaciones que a nuestro juicio, necesitan de una profunda reflexión en el conjunto de la sociedad española:
En primer lugar, recordar a todas las víctimas de la tragedia, exigiendo la mayor de las atenciones a sus necesidades más básicas. Muchísimos testimonios escuchados son desgarradores y sigue habiendo un número de desaparecidos que añaden una incertidumbre angustiosa a sus familiares. Hay personas que lo han perdido todo y localidades como Paiporta que han quedado arrasadas. La tragedia del pueblo valenciano se vive con especial tristeza en un Aragón, que tantos vínculos afectivos y familiares mantiene con el antiguo Reino de Valencia. Somos miles y miles los aragoneses que tenemos algún familiar o amigo en dicho territorio o que hemos disfrutado más de una vez, de sus magníficas playas.
En segundo lugar, reseñar el descomunal descrédito y fracaso del estado en su práctica totalidad. ¿Cómo se tardó tanto en activar la emergencia y avisar a determinadas poblaciones de la que se les venia encima?¿Cómo se tardó tanto en desplegar al ejército con todos sus medios? ¿Alguien sabe, en un caso así, quién es el máximo responsable de dirigir todas las operaciones?¿Cómo se mantuvo dentro de los cuarteles a la Guardia Civil mientras la situación, hora tras hora, día tras día, era desesperada para miles de personas? ¿Por qué no hay una persona que desde el momento en que se cierne una catástrofe de tal calibre, no toma de inmediato el mando, asumiendo el control del ejército, policía, guardia civil y todas las competencias? ¿Por qué en vez de echarse las culpas las distintas administraciones en función del tinte político, no arrimaron el hombro desde el principio?
Y ante la pasividad de los mandamases políticos ¿Para qué nos sirve la supuesta preparación militar del rey si luego ni siquiera es capaz de dar un puñetazo en la mesa y mandar el ejército de inmediato viendo la dejadez del gobierno central y autonómico? ¿O es que es más importante obedecer a pies juntillas un artículo de la Constitución que salvar la vida a decenas de españoles? ¿Por qué hay unidades de la Guardia Civil con una escasez lamentable de medios, mientras regalamos material a Marruecos? ¿Por qué se tarda tanto en movilizar al ejército, cuando por el contrario, lo mandamos a países y conflictos ajenos a nuestros intereses, solo por servir de lacayos de la OTAN? Evidentemente, se trata de preguntas sin respuesta.
En tercer lugar, constatar la inoperancia de un modelo territorial que nos ha convertido en un auténtico Reino de Taifas. ¿Para qué tanto gobierno autonómico, tanto ministerio, tanta mancomunidad, comarca o tanto parlamento si cada uno va por su lado y ante una catástrofe se lavan de inmediato las manos, eludiendo cualquier responsabilidad? Eso sin contar el uso que los partidos separatistas hacen en determinadas autonomías cuyo principal objetivo es hacer trizas la nación común. ¿Por qué se consiente expulsar a la Guardia Civil, tan útil ante cualquier catástrofe, de determinados territorios por la única y sencilla razón, del odio que sienten hacia ella los herederos ideológicos de una banda terrorista?
En cuarto lugar, denunciar la clase de incompetentes que llevan las riendas en España. Ya están ambos, PP y PSOE, eludiendo toda la responsabilidad propia pero intentando cargar con la culpa al adversario, en vez de juntarse y trabajar para mejorar las cosas. Un ejemplo concreto: ¿Alguien piensa que un Ministro de Transporte como Óscar Puente, tras el caos ferroviario de verano, es ahora la persona más preparada para normalizar cuanto antes el tráfico ferroviario que conecte Valencia con el resto de España? Si el propio Marlaska rechazó la ayuda ofrecida por Francia por "innecesaria" cuando en determinadas poblaciones ya no había orden ni imperaba la ley ¿Cómo no está ya a esta hora en la calle?
En quinto lugar, demandar en todo lo referente a la climatología, que se opte por tratar dichos aspectos con el máximo rigor científico, lejos de absurdos mantras globalistas que los medios repiten como loritos. Es patético escuchar estos días a periodistas cargándole la culpa al "cambio climático" sin más, cuando hace tan solo un par de meses, estos mismos nos decían que venia un otoño radicalmente seco. Recordemos que las tres patas sobre las que se asienta el único discurso oficial sobre el cambio climático constituyen tres rotundas falsedades: mantener que el cambio climático es algo actual y aislado jamás visto en el planeta cuando en realidad sufre constantes cambios, afirmar, con el único fin de meter miedo, que vivimos una situación apocalíptica e irreversible, que puede en muy poco tiempo destruir el planeta y por supuesto, cargar la culpa al ciudadano europeo y su estilo de vida, como único responsable de todo lo que sucede, criminalizando cualquier crítica. Un dato muy significativo que todo el mundo puede consultar : la riada de Santa Teresa de 1879 que inundó Murcia y Orihuela, causando más de 1000 muertes ¿También fue el comportamiento humano el causante?
En sexto lugar y en consonancia con lo anterior, denunciar la política que está llevando a cabo el gobierno, consistente en el derribo de numerosas presas que tantos beneficios aportan tanto en momentos de lluvia intensa como en periodos de sequía. España lidera la destrucción de presas en Europa, habiendo demolido 500 en los últimos 20 años, proceso que comienza justo con la llegada de Zapatero al poder sin que el gobierno de Rajoy le pusiera freno. ¿Alguien puede explicar por qué se destruyen estás presas y a quién beneficia su destrucción?
En séptimo lugar, reclamar un profundo cambio de mentalidad a la hora de legislar, renunciando a cualquier dogma catastrofista sin fundamento, pero adecuando a la realidad climática española, de tipo mediterráneo, con episodios de gota fría históricamente frecuentes, toda la normativa urbanística y medioambiental, para impedir tajantemente la construcción en zonas de evidente riesgo de inundación, así como permitir limpiar el cauce de ríos, arroyos y torrentes, para así limitar las terribles consecuencias de las riadas.
En octavo lugar, solicitar a las autoridades transparencia sobre todos los programas que existen de alteración del clima, conociendo qué son exactamente, para qué fin o a quienes benefician y si tienen también relación con la posterior intensidad de determinadas tormentas y gotas frías.
En noveno lugar, exigir un cambio de legislación que implique durísimas condenas para todos aquellos que aprovechándose de este tipo de catástrofes y la vulnerabilidad de las víctimas, están aprovechando la situación para el saqueo o robo, también ante la pasividad de las autoridades. ¿Por qué no se publican sus caras para que las vea España entera?
Finalmente, aunar fuerzas con otras organizaciones similares con el fin de evitar que esta tragedia caiga en el olvido. Todos somos conscientes que en unos días, esta catástrofe desaparecerá de los medios y poco a poco, los afectados acabarán corriendo la misma suerte que aquellos afectados por la rotura de la presa de Tous en 1982, el terremoto de Lorca en 2011 o la más cercana erupción de La Palma, muchos de los cuales, han sido abandonados a su suerte o no han visto ni un euro de indemnización, precisamente en un país cuyas administraciones, a diferencia del trato dado a los autóctonos, se vuelcan de inmediato en atender, con los millones de euros que sean, o alojándolos en hoteles, a todo aquel que intenta entrar de manera ilegal en nuestro país.
José Luis Morales