Editorial 25 Diciembre 2022

Feliz Navidad

Voy a empezar este editorial del día de Navidad de una manera un tanto extraña, porque voy a comenzar hablando de fútbol, pero me entenderéis de inmediato. Todos en este pasado mundial hemos visto o escuchado manifestaciones y declaraciones de jugadores y aficionados marroquís a cuenta del gran mundial realizado por su selección.

Si algo nos debería haber quedado cristalino es que para los marroquís, jugadores y afición, su equipo, su nación, su cultura y su religión van todas en el mismo lote y lo hacen sin miedo ni complejo alguno. Dicho de otro modo, que para su cultura, el lugar de nacimiento es absolutamente circunstancial. Lo que diga su DNI se la trae al pairo. Exactamente lo contrario de ese absurdo discurso mundialista y multicultural empeñado en convertir a los españoles y al resto de europeos en una masa de acomplejados programados para obedecer, consumir y para ser "ciudadanos del mundo".

Es por ello que desde nuestra asociación queremos felicitarte la Navidad abiertamente y sin complejos, recordándote además que la Navidad tal y como la entendemos lo católicos, está seriamente amenazada.

Tres son los grandes problemas que amenazan nuestra Navidad, potenciados cuando no impuestos, por el actual discurso dominante: el primero es el laicismo que poco a poco va transformando una festividad cristiana en unas simples "fiestas" invernales donde hasta la decoración es cada vez más aséptica. Es muy común encontrar a quien felicita las "fiestas" sin más, como si fuesen unos simples días de vacaciones marcados por convenio.

El segundo es el consumismo capitalista en el que han quedado algunas de nuestras tradiciones de antaño. Un consumo excesivo que hace olvidar el verdadero sentido de la Navidad, convertida en un mero reclamo publicitario en unos centros comerciales que cada vez la adelantan más, contribuyendo a destrozarla.

El tercero y no por ello menos nocivo, es una influencia anglosajona que nos está llevando a una progresiva protestantización de la Navidad, cada vez más llena de Papa Noeles y renos al más puro estilo de Hollywood.

En consecuencia es importante que mantengamos las tradiciones, desde luego, pero las nuestras, no las importadas de otras culturas o incluso de herejías. Tradiciones como el Belén como así nos lo enseñó San Francisco de Asís. Pero aun siendo importante el mantenimiento de estas tradiciones, no es en absoluto lo esencial.

Es también tiempo de renovar y estrechar lazos con la familia, máxime en una sociedad donde el mero hecho de formar una familia ya constituye en sí un acto de disidencia. Pero aun manifestando la vital importancia que para la Cristiandad y para nuestra nación tiene la institución familiar, tampoco es en Navidad lo más importante.

Lo importante y lo esencial en estas fechas navideñas es recordar y revivir que Cristo se encarna y nace para redimirnos del pecado, porque tal y como nos recuerdan los muchachos de la ACdP, "solo un nacimiento ha cambiado el rumbo de nuestra historia".

Tal y como nos recordó el Papa Benedicto XVI, "las celebraciones litúrgicas de estos días nos permite revivir de modo misterioso pero real, la entrada del hijo de Dios en nuestro mundo". Tengámoslo siempre presente.

Así que finalizo el último editorial de este año felicitando a todos la Navidad: a las personas de buena voluntad y también a todos aquellos que no creéis, recordando al gran Chesterton cuando decía que el problema de no creer en Dios no era no creer en nada, sino acabar por creer en cualquier cosa.


¡Feliz Navidad!


José Luis Morales