24 de marzo de 2024
Libertad frente a censura
Nuestro editorial de hoy va sobre corrupción, principios y, ante la gravedad que marcan los acontecimientos, de libertad frente a censura.
Lo más triste de los continuos rifirrafes que PSOE y PP mantienen en los parlamentos no es que se tiren a la cabeza continuamente casos de corrupción. Lo más triste es saber que si mañana hubiera elecciones, ambos serían los dos partidos más votados, juntando millones de votantes, capaces de indignarse con las corruptelas de los "otros", mientras consienten las propias, que es precisamente el espaldarazo que necesitan los partidos para seguir trincando a manos llenas.
Tampoco hablamos de nada nuevo. Marc Vidal se preguntaba en qué momento en España se había pasado de hablar del futuro y organizar olimpiadas a estar en el barro. No estamos muy de acuerdo con dicho planteamiento, pues uno recuerda a la perfección como allá por el 92, año en que se organizaban los Juegos Olímpicos de Barcelona, los diarios estaban repletos de decenas de noticias sobre escándalos en plena época felipista, una de las más corruptas de nuestra historia más reciente.
A nuestro juicio, lo único que hacemos es recoger lo sembrado. No es la primera vez que denunciamos la responsabilidad del régimen que impera en España, verdadero cooperador necesario de todos aquellos males que nos aquejan, incluida la corrupción.
Si el régimen es capaz de hacerse el "harakiri" otorgando un poder descomunal a unos partidos a los que consiente decenas de casos de corrupción (jamás se ha planteado su lógica ilegalización) y establece una división territorial en autonomías a las que convierte en pequeños estados soberanos, pero facilitando a partidos separatistas que gestionen y dirijan el cotarro, el desastre simplemente es cuestión de tiempo, como así ha ocurrido.
Con todo, las tanganas montadas en sede parlamentaria solo forman parte de un circo cuyo principal objetivo es ejercer como elemento de distracción mientras quienes manejan los verdaderos hilos de la función, hacen y deshacen a su antojo y en beneficio propio, pero tras las bambalinas.
También es cierto, si estamos hablando de corrupción política, aunque como espectadores de este monumental circo, que solo estamos contemplando la punta más ínfima de dicha corrupción. Y junto con la corrupción, la censura ¿O acaso no tenemos claro que las amenazas de cierre contra Telegram en España no tienen que ver con la cantidad de casos de corrupción que ha destapado Alvise Pérez? ¿Abriremos de una vez los ojos ante la dimensión que van tomando los acontecimientos?
Por esta razón, además de la lucha política, resulta esencial una lucha cultural, realizando previamente un diagnóstico lo más ajustado posible acerca de como funciona el mundo en la actualidad, para así poder actuar en consecuencia. Porque vamos encaminados, si no lo estamos ya, a una completa e implacable dictadura. ¿Seremos tan ingenuos para pensar que la solución a nuestros problemas vendrán de la mano de aquellos cuya única obsesión es estar forrándose a nuestra costa, censurando la prensa libre?
Seamos claros: la corrupción de la clase política no es sino el fiel reflejo de la corrupción y la inmoralidad social. Estoy completamente de acuerdo cuando el activista Marco Scatarzi, a tenor del panorama que se ofrece en occidente, manifiesta la voluntad de "construir y defender espléndidas fortalezas, en medio de la desolación de los pantanos". Puestos a construir, añadiría, lo primordial ahora es apoyar lo poco que queda de prensa libre.
La defensa de unos principios nobles resulta también imperativa. Adriano Segatori en "Ser Comunidad" explica que uno de los rasgos específicos del individuo contemporáneo es su desacralización, aspecto que lo convierte en presa o blanco fácil de cualquier profanación y maquinación instintiva.
Por eso, para una organización como la nuestra, los valores y principios están por encima de lo demás. Luego se podrán adoptar las estrategias que sean en función de la situación en la que se esté, pero los principios han de permanecer inalterables. Esa es la razón por la que junto a organizaciones similares a la nuestra, debemos recuperar nuestra esencia y nuestra tradición, defendiendo simultáneamente conceptos como patria, justicia, historia, cultura, educación, cristiandad, familia y todos aquellos pilares sobre los que se asienta nuestra civilización.
No quiero dar por concluido el editorial sin mencionar un par de temas mucho más concretos: el primero, manifestar nuestro total apoyo a las demandas de los funcionarios de prisiones, nuevamente en el candelero tras el asesinato de Nuria, cocinera y agente social en la prisión tarraconense de Más d'Enric, asesinada por un preso de dicha cárcel sobre cuya peligrosidad había advertido anteriormente la víctima son que los mandamases de turno movieran un dedo.
El segundo, invitar a todos nuestros lectores y simpatizantes a participar de nuestra Semana Santa que comienza hoy, Domingo de Ramos, pero haciéndolo y exigiendo a los demás, la devoción, seriedad y respeto que dichas celebraciones merecen.
José Luis Morales