Editorial 19 de febrero de 2023
Manifestaciones
El editorial de esta semana va a girar alrededor de dos manifestaciones. La primera, acontecida la semana pasada, reunía a miles de personas en Madrid en defensa, supuestamente, de la sanidad pública. La segunda, también la semana pasada, sacó en Zaragoza a unos cientos de extremistas de izquierda en contra de la desocupación de un edificio público.
Como suele ocurrir en este tipo de ocasiones, la hipocresía "progre" quedó de nuevo latente. Justo el día anterior, en la gala de los Goya, no faltaron los típicos discursos que apoyasen el posicionamiento de la izquierda madrileña, allí presente, a su política de acoso y derribo a Ayuso defendiendo la sanidad pública. Luego, el agradecimiento público a una clínica privada con la que tenían concertado el acto vino a sacarles los colores.
Por supuesto, tras las denuncias sobre acoso sexual ocurridas en los Premios Feroz, a nadie se le ocurrió criticar la ley del gobierno que está posibilitando la liberación y reducción de penas a decenas de violadores y agresores sexuales. Lo dicho: hipocresía elevada a la enésima potencia. Muy claro tienen en el mundo de la farándula, que no deben morder la mano que les da de comer.
En cuanto a la manifestación posterior, no fueron pocas las opiniones que manifestaban su rechazo a la politización de dichas movilizaciones. Es obvio que esto es así, a tenor de la espina clavada que tiene la izquierda con Madrid, izquierda que siempre ha considerado que la capital es suya desde los tiempos del "No pasarán". Está claro que gestionar la comunidad madrileña es un jugoso pastel que todos quieren controlar.
La cuestión es ¿Funciona o no la sanidad madrileña? Entendemos que deben ser los mismos madrileños los que deban pronunciarse. En lo que no tenemos duda alguna es que los problemas que acarrea la sanidad pública son bastante similares en la mayoría de comunidades, cuando no ostensiblemente peor.
Aquí en Aragón, seguimos siendo la comunidad con un tiempo mayor en lista de espera para numerosas operaciones. A pesar de que cuando nos transfirieron las competencias nos vendieron a bombo y platillo que todo iba a funcionar de maravilla, es un hecho innegable que cada vez tardas más en ser atendido en atención primaria. Por no hablar de otros conflictos, demandas y huelgas como el que afecta a las ambulancias.
Tampoco ayuda nada la configuración territorial de España, dividida en las famosas autonomías, auténticos reinos de taifas al servicio de los partidos políticos. Conviene por ello recordar como en determinadas autonomías, tiene mayor prioridad el nivel de la lengua regional que una buena capacitación profesional.
Hacía mención al principio a la manifestación en Zaragoza en la que diversos colectivos y grupos de la extrema izquierda protestaban por el desalojo de un centro, el Luis Buñuel, que ocupaban hasta hace unos días de manera ilegal, siendo foco de no pocos conflictos e impidiendo que se pudiese dar un uso mucho más adecuado a las demandas que en la actualidad tiene el barrio, como es la necesaria residencia de ancianos.
Era por ello sorprendente ver cómo estos defensores de lo público se echaban a la calle con el fin de defender el uso de un local público para sus actividades exclusivamente privadas. Por el contrario, la creciente degradación e inseguridad en el barrio del Gancho, que es el barrio en el que se ubica dicho centro, no ha despertado en dichos colectivos ocupas y extremistas, el más mínimo interés. Se ve que a toda esta cuadrilla no les importa en absoluto que la seguridad termine por ser, al paso que vamos, un lujo al alcance de unos pocos privilegiados.
A modo de resumen, entendemos desde nuestra asociación que el compromiso irrenunciable de toda organización patriótica con lo social debe incluir la defensa de unos servicios públicos de calidad, no solo a nivel sanitario, sino en otros ámbitos como es el educativo o el de la atención a nuestros mayores, impidiendo que la educación y la atención a la salud de millones de compatriotas se convierta en un negocio para unos cuantos aprovechados.
En consecuencia, siempre rechazaremos tanto un patriotismo basado en el interés económico de unas minorías como las reivindicaciones politizadas de la izquierda. La tarea de defender una nación debe llevar implícito el progreso para todos.
José Luis Morales