Esta de hoy es una de esas veces en las que son tantos los asuntos en el candelero, que a la hora de ponernos a escribir el editorial de la semana, es difícil acertar con el asunto más importante o el que acapare una mayor atención.
No obstante, comenzaremos de nuevo por el Presidente Sánchez que, una semana más, sigue aferrado al cargo, mintiendo como un bellaco en todos los escenarios posibles sin que parezca importarle lo más mínimo. Nada parece frenarlo y a estas alturas de la película, imaginamos que los socios y acólitos dentro del partido serán quienes lo destronen, cuando las intenciones de voto se vislumbren nefastas para todos aquellos que hayan quedado retratados hasta el final, inalterables ante tanta mugre. El tiempo pondrá a todos en su sitio.
Por cierto, que la desfachatez de Sánchez en la pasada cumbre de la OTAN ha tapado otras cuestiones no menos importantes. La misma Meloni le reprochaba a Sánchez, ante las cámaras y de manera irónica, que firmase lo mismo que los demás y luego quisiera negarlo. Ante tal afirmación, nos preguntamos ¿La defensa de la soberanía italiana que defendía en la oposición Meloni pasa ahora por afrontar a pies juntillas un descomunal gasto en defensa en función, como siempre dentro de dicha organización, de los intereses norteamericanos? Porque para ese viaje no hacían falta alforjas ni tanta bandera italiana ondeando en los mítines.
En el primer acto conocimos a Don García, quien al llegar a Madrid era recibido por su padre, Don Beltrán, y su nuevo sirviente, Tristán. La trama se complicaba enseguida cuando Don Beltrán interrogaba al Letrado sobre el carácter de su hijo, revelando que el mayor defecto de Don García es su tendencia a mentir. En paralelo, Don García, a pesar de haber llegado a la corte el día anterior, se embarcaba en un cortejo engañoso hacia Jacinta, presentándose como un "indiano" adinerado que ya había organizado una lujosa fiesta nocturna. En el primer acto se estableció la dualidad entre la verdad y la mentira como tema central, mostrando cómo las falsedades de Don García, aunque arriesgadas, le permitían avanzar en sus objetivos románticos y sociales, chocando con los celos de Don Juan y las ansias de su padre por casarlo.
Acto II. La telaraña de engaños y la verdad sospechosa.
El pasado viernes, 30 de mayo, tenía lugar en la Sala Azul del Casino de Huesca, el acto de entrega de premios y la correspondiente clausura del Primer Concurso Literario Juvenil Alfonso Paso, organizado por la asociación TAS Raíces.
En esta primera edición del Concurso, cuyo ámbito ha sido el aragonés, han participado escolares de edades comprendidas entre los 10 y los 18 años, que han presentado a dicho concurso una serie de relatos en prosa de temática diversa.
La redención de penas en el Valle de los Caídos
¿Cómo se construyó el Valle de los Caídos? Es lugar común -moda, más bien- decir ahora que fue a golpe de látigo con mano de obra esclava. Pero nada más lejos de la realidad, sobre un monumento dedicado a la memoria y el descanso de los españoles que murieron durante la Guerra Civil, sin distinción del campo en el que combatieron.
En una obra perfectamente documentada, de lectura densa precisamente por eso, Bárcena acude a las fuentes primarias para evitar la contaminación ideológica que otras posteriores pudieran tener. Destacan por su importancia: el testimonio de los propios reclusos, el archivo del Consejo de las Obras del Monumento Nacional a los Caídos, y el archivo del Patronato Central para la Redención de Penas.
De los dos últimos se obtienen datos fundamentales: Dónde se alojaban los constructores, qué emolumentos percibían y hasta qué comían. Que las plantillas eran mixtas de obreros libres y reclusos voluntarios, y que recibían éstos el mismo tratamiento que aquellos. Y no fue un trato malo, puesto que cobraban por encima de la media de la época e incluso tuvieron derecho a que se les diera un piso en propiedad al acabar las obras. A todos, a libres y reclusos. Estos últimos, además, se beneficiaban del sistema de redención de penas por el trabajo.