La traición en la amistad (y 4)
de Maria Zayas Sotomayor
La traición en la amistad (y 4)
de Maria Zayas Sotomayor
El Siglo de Oro español fue un período de esplendor cultural en el que, pese a lo que muchos creen, las mujeres tuvieron un papel fundamental. Escritoras como María de Zayas, sor Juana Inés de la Cruz o Ana Caro dejaron obras de una calidad excepcional, pero una "cortina de olvido" —extendida sobre todo lo bueno del pasado hispánico— las ha mantenido en la sombra. No fue falta de talento, sino prejuicio histórico lo que silenció sus voces.
María de Zayas y Sotomayor (1590-¿?) fue una de las escritoras más audaces de su tiempo. Autora de ‘Novelas amorosas y ejemplares’ y ‘Desengaños amorosos’, exploró temas como el honor, el engaño y la libertad femenina con una prosa llena de ingenio y profundidad. Pero su obra dramática, ‘La traición en la amistad’, destaca por su elegancia y modernidad.
Esta obra, escrita en verso, es una comedia de enredo donde el amor, la amistad y la traición se entrelazan con maestría. Lo más sorprendente es su penúltimo verso, donde a través de Liseo se afirma que la historia es verídica: "La traición en la amistad, / historia tan verdadera / que no ha un año que en la corte / sucedió como se cuenta." Mientras hoy hablamos de series y cine, desconocemos las infinitas obras del Siglo de Oro que superan en diversión y profundidad a muchas producciones actuales. ¿Por qué no se adaptan más? El olvido no es casual: es parte, insisto, de un intento por borrar nuestro legado.
Como menciona Heleno Saña, en su obra ‘Historia de la filosofía española’, recordando a Unamuno en su obra ‘Del sentimiento trágico de la vida’: "la filosofía española, está líquida y difusa en nuestra literatura, en nuestra acción, en nuestra mística, sobre todo, y no en sistemas filosóficos." ‘La traición en la amistad’ es un claro ejemplo: a través de sus personajes y conflictos, la obra reflexiona sobre el honor, el amor y los celos con una perspicacia que sigue vigente.
El honor era el concepto clave en el Siglo de Oro, tanto en lo que se refería a la propia reputación como al respeto debido a otros. La obra presenta el honor como un valor fundamental, especialmente para las mujeres, ligado a la virtud, la fidelidad, la reputación y el cumplimiento de las promesas. La traición, el engaño y el incumplimiento de la palabra dada son vistos como ofensas al honor, que a menudo desencadenan sentimientos de dolor, deseo de venganza y conflictos entre los personajes.
— La honra como un bien preciado, especialmente para las mujeres: Laura lamenta haber entregado su "honra" a Liseo, describiéndola como una "joya hermosa" que estaba obligada a guardar. La pérdida de la honra se presenta como una forma de "perderse" a sí misma. Fenisa, por su parte, parece poner en "opinión" su honor al involucrarse con múltiples amantes, lo que es criticado por don Juan. Belisa también considera el honor como algo que se puede poner en riesgo.
— La nobleza y el honor como atributos ligados al linaje: Marcia menciona la nobleza de Liseo y también la suya propia. Laura también destaca su noble nacimiento. La obra parece asumir una conexión entre la nobleza de nacimiento y el mantenimiento del honor.
— El honor mancillado por el engaño y la traición: Marcia se siente ofendida por el "engaño" de Liseo y la "traición" de Fenisa a su amistad. Estas acciones son vistas como deshonrosas y merecedoras de castigo. Laura también se siente deshonrada por el trato "desleal" de Liseo.
— La venganza como una forma de restaurar el honor: Fenisa busca "venganza" ante los desprecios de Liseo y don Juan, lo que podría interpretarse como un intento de restaurar su honor herido. Belisa también toma venganza de don Juan por sus engaños. Marcia planea una venganza contra Fenisa por su traición.
— El honor en relación con el matrimonio y las promesas: Liseo le dio "palabra de esposo" a Laura, y el no cumplirla es visto como una traición a su honor. El matrimonio se presenta como una institución ligada al honor, y el engaño dentro de las relaciones amorosas se considera una ofensa a la honra. Marcia incluso sugiere a Liseo que prometa matrimonio a Laura en un papel firmado para amansar su "rostro desdeñoso".
— La reputación pública y la "opinión": Fenisa parece despreocupada por la "opinión" pública sobre sus múltiples amantes, mientras que otros personajes, como Laura, muestran preocupación por su honra y lo que otros puedan pensar. Don Juan advierte a Fenisa que al final pone su "fama / en notables contingencias", sugiriendo que sus acciones podrían dañar su reputación.
— El honor como motivo de duelo y conflicto: La obra muestra personajes dispuestos a defender su honor y el de sus allegados, como se ve en la confrontación entre Fenisa y Belisa o en la reacción airada de Marcia ante la ofensa a Laura.
Con respecto al amor, la obra presenta una visión compleja y multifacética, que abarca desde la súbita atracción hasta la profunda pasión, pasando por el dolor de los celos, la traición, el engaño y la búsqueda de la correspondencia. No hay una única definición idealizada del amor, sino una exploración de sus diversas manifestaciones y consecuencias en las vidas de los personajes.
— Amor a primera vista y su poder: Marcia describe cómo al ver a Liseo en el Prado, sintió una especie de "veneno que dicen / que se bebe por la vista". Esta imagen sugiere que el amor puede ser súbito e impactante, entrando directamente al alma a través de los ojos. Fenisa también experimenta una reacción inmediata y confusa al ver el retrato de Liseo, preguntándose "¿Qué amor es este o qué hechizo?". Esto enfatiza la naturaleza a veces inexplicable y avasalladora del amor.
— La naturaleza contradictoria del amor: En la Jornada II, Marcia ofrece una extensa definición del amor, caracterizada por la coexistencia de sentimientos opuestos y paradójicos: "Amar el día, aborrecer el día, / llamar la noche y despreciarla luego; / temer el fuego y acercarse el fuego, / tener a un tiempo pena y alegría; / estar juntos valor y cobardía, / el desprecio cruel y el blando ruego; / temor valiente y entendimiento ciego, / atada la razón, libre osadía; / buscar lugar donde aliviar los males / y no querer del mal hacer mudanza; / desear sin saber qué se desea; / tener el gusto y el disgusto iguales, / y todo el bien librado en esperanza."
— El amor como una fuerza dominante e incluso tiránica: Marcia siente que el amor es un "dios, / cuya grandeza ofendida / con mi libre voluntad / de esta suerte me castiga". Esta idea sugiere que el amor puede ser una fuerza superior que controla y castiga a quien se resiste a él. Laura también describe a Liseo como su "tirano dueño, / Nerón cruel que a mi alma / puso como a Roma incendio", mostrando el poder destructivo que el amor puede tener cuando no es correspondido o cuando se siente traicionado.
— Diferentes tipos de amor y motivaciones: Fenisa presenta una visión del amor plural y basada en el gusto. Ella afirma que en su alma hay lugar para amar a cuantos ve y que "tener uno solo es cobardía". Su motivación parece ser el disfrute y el entretenimiento, sin considerar la exclusividad o la profundidad emocional que otros personajes buscan en el amor.
— La relación entre amor y amistad: La obra explora la tensión entre el amor y la amistad, especialmente en la relación entre Marcia y Fenisa. Fenisa traiciona su amistad al intentar conquistar a Liseo, el amado de Marcia. Marcia siente profundamente esta traición , mostrando que el amor egoísta puede destruir la amistad.
— El engaño y la simulación en el amor: El engaño es una táctica utilizada por varios personajes en sus relaciones amorosas. Fenisa engaña a Don Juan mientras ama a Liseo, y también intenta engañar a Marcia para alejarla de Liseo. Liseo también considera engañar a Fenisa. Esto sugiere que en la obra el amor a veces se asocia con la manipulación y la falta de sinceridad.
— La búsqueda de correspondencia y la frustración del desamor: Personajes como Gerardo y Laura sufren por no ser amados por quienes aman, lo que les lleva a la desesperación y al dolor. Gerardo anhela el amor de Marcia y Laura el de Liseo.
Consecuencia del amor no correspondido, los celos se presentan como una emoción poderosa y predominantemente negativa, vinculada al sufrimiento, la angustia, la posibilidad de la pérdida y, en el caso de Fenisa, a la necesidad de venganza.
— Los celos como un "rabioso mal" y una fuente de gran sufrimiento: Laura, al enterarse del matrimonio de Liseo con Fenisa, exclama: "¡Ay, santos cielos! / ¡Qué rabioso mal es el de celos!". Más adelante, describe los celos como "muerte, rabia, / cuidados, ansias y tormento". También menciona que el dolor de los celos solo se acabaría con la muerte. Fenisa, al sentir que pierde a don Juan a manos de Belisa y que Liseo está con Marcia, exclama, "¡Camina, que amor / venganza me está pidiendo!", indicando que los celos la impulsan a la venganza.
— Los celos como una fuerza destructiva: Belisa, al quedar sola, reflexiona sobre los celos: "Quien no sabe qué es celos, no se alabe / que ha tenido dolor ni descontento, / porque basta un celoso pensamiento / para matar a quien sufrir no sabe". Esta opinión presenta los celos como una fuerza mental intensa capaz de causar una profunda angustia, incluso comparable a la muerte.
— Los celos como una reacción ante la pérdida o la amenaza de pérdida del ser amado: Laura siente celos al sospechar que Liseo está con otra. Fenisa experimenta celos al ver que don Juan dedica su atención a Belisa y que Liseo se acerca a Marcia.
— Los celos como un motor de acciones impulsivas: Los celos llevan a Fenisa a desear venganza contra aquellos que considera que le han quitado sus amantes.
— La irracionalidad de los celos: Belisa cuestiona a Laura: "¿Celos? Acaba, dímelo", sugiriendo incredulidad o la necesidad de confirmar el motivo de sus celos. Marcia, al ver la angustia de Laura, intenta consolarla y le pide que calme sus celos.
— Los celos en múltiples relaciones: Fenisa se declara celosa incluso de sus múltiples amantes si alguno la abandona o la enoja. Esto revela una visión posesiva del amor, donde los celos surgen ante cualquier amenaza a su numerosa red de afectos.
Centrándonos en los personajes, el de Fenisa es una de las creaciones más fascinantes de Zayas. Es compleja, contradictoria y transgresora:
— Su naturaleza amorosa es plural y activa: Fenisa no se conforma con un solo amante y declara sin ambages que en su alma hay "lugar / para amar a cuantos veo". Esta capacidad de amar a muchos simultáneamente es una característica central de su personalidad, llegando a afirmar que "tener uno solo es cobardía". Ella misma considera que entretener a varios amantes es una "linda cosa" y que "a todos quiero y a ninguno engaño". Incluso establece sus propios "mandamientos" basados en amar y adorar a todos.
— Es una maestra del engaño y la manipulación: Para mantener a sus diversos amantes, Fenisa recurre constantemente a la simulación y al engaño. Engaña a Don Juan fingiendo amor mientras su corazón está con Liseo. Intenta convencer a Marcia de que Liseo no es digno de su amor para así tenerlo para sí. También se muestra celosa y agresiva cuando siente que sus amantes se inclinan por otras.
— Su relación con Marcia se ve marcada por la traición: A pesar de ser amigas, Fenisa no duda en intentar arrebatarle a Liseo, mostrando una "alevosa traición" hacia su amiga. Marcia, al descubrir sus engaños con Liseo, exclama: "¿Así paga los estremos / de mi voluntad Fenisa? / ¡Mal haya quien en tal tiempo / tiene amigas!".
— Sus amantes la describen con términos contradictorios: Liseo la llama "Fenisa adorada", pero también "más ingrata / que Medusa y más cruel" y "fementida, / más taimada y embustera". Don Juan la llama "Fenisa mía", pero también se queja de sus "treta[s], sirena" y su "engaño".
— Es consciente de su naturaleza y la justifica: Fenisa defiende su comportamiento amoroso plural, comparándose con la naturaleza "varia y hermosa" y con el cielo que da asiento a todos. No considera que esté engañando, sino simplemente queriendo a todos.
Sus mentiras la llevan a perderlo todo. Don Juan elige a Belisa, Liseo a Laura, y Marcia la repudia. Su grito final —"¡Ay de mí! Creo / que estoy cerca de morir"— refleja su derrota. Como decía San Agustín, 'el pecado es su propio castigo'. Fenisa, al final, no es condenada por una fuerza divina, sino por la lógica implacable de sus engaños: el vacío que deja tras de sí."
Fenisa desafía las normas con un comportamiento caprichoso que la enemista con todos. Su tragedia no es moral, sino existencial: desea hacer lo que quiere, pero su libertad choca contra el mundo que la rodea. ¿Hay personajes similares en otras literaturas? Quizá Shakespeare (con Cleopatra o lady Macbeth) o Molière (con Celimena en El misántropo) ofrecen figuras femeninas también transgresoras, pero ninguna como Fenisa, que no actúa por interés político o diversión, sino simplemente por ser como es.
Vivimos en una época dominada por el nihilismo, que desprecia el pasado mientras busca identidad en relatos vacíos. El Siglo de Oro español, con sus obras y personajes como Fenisa, nos recuerda que ya hubo una sociedad que discutió el amor, el honor y la libertad con una profundidad que hoy echamos de menos.
No permitamos que el olvido —intencionado o no— nos robe estas joyas. Leamos a Zayas. Recuperemos nuestro teatro. Porque quien olvida su cultura, pierde su alma.
Blas Molina